Ha llegado octubre y ya podemos dar por finalizado el periodo de adaptación de los niños al colegio.
Ha transcurrido dentro de la normalidad: casi no han llorado y, cuando lo han hecho, se han calmado enseguida. Las rutinas y los momentos más significativos de la jornada escolar (asamblea, trabajo en mesa, la merienda, el recreo, las entradas y las salidas y, sobre todo, el lavado de manos) ya forman parte de su día a día.
Se han adaptado perfectamente al hecho de no haber podido distribuir la clase en rincones de actividad y de juego debido a la situación en que nos encontramos.
A partir de ahora, aprender a respetar las normas de la clase será nuestro siguiente logro.
En una próxima entrada os contaré el origen del nombre de nuestro blog.
¡Hasta pronto!









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